
El pasado 19 de septiembre se hizo público este reconocimiento que se entrega a aquellas personas cuya labor contribuye a la justicia social, los derechos humanos, la paz y la defensa del medio ambiente. La activista colombiana ha sido reconocida por su labor como lideresa de la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible de La Perla Amazónica (ADISPA), organización que ha creado un plan de desarrollo sostenible basado en derechos sociales, ambientales y culturales.
Por: Equipo de Comunicaciones REPAM
En una entrevista dada a la Deutsche Welle, Jani Silva ha manifestado que el reconocimiento es la recompensa a muchos años de trabajo en comunidad. “Este premio confirma que estamos en el camino correcto, en la defensa de los derechos humanos y ambientales. También es un reconocimiento para todas las mujeres del Putumayo y de Colombia, indígenas, afrodescendientes y campesinas, que día a día luchamos por nuestras comunidades.” afirmó al medio alemán. Es válido agregar que la región del Putumayo en Colombia ha sido uno de los territorios afectados por la violencia, la violación de derechos humanos y el deterioro ambiental a causa del contexto social. La explotación petrolera en gran parte de su jurisdicción, la siembra de hoja de coca con fines ilícitos y la presencia de grupos armados al margen de la ley han generado, por años, ese escenario típico donde se vulneran derechos fundamentales y ambientales.
Un panorama de violencia
Realizar trabajos de incidencia social en favor de las comunidades es bastante complicado en un departamento como el Putumayo. Allí, la persecución de activistas, de líderes y organizaciones sociales ha sido común en varios momentos del conflicto y post conflicto armado colombiano. Es conveniente traer a la memoria el caso del padre Alcides Jiménez, reconocido activista católico que impulsaba la sustitución de cultivos en favor de los pueblos y de la tierra, que fue asesinado en el año 1998 mientras presidía una eucaristía. Jani Silva afirmó a la Deutsche Welle que la situación en el Putumayo “es lamentable y dolorosa. Prevalecen los intereses económicos sobre la naturaleza y la vida humana. Además, hay persecución contra líderes sociales y falta de garantías para el campesinado. La inseguridad es muy fuerte”.
Además, la activista aseguró que, pese a ver una serie de leyes y tratados que defienden los derechos de los campesinos, las comunidades indígenas y el territorio, no hay cumplimiento de la normativa e hizo el llamado para que las propias entidades estatales trabajen de la mano con las comunidades para atender este contexto. La corrupción no es una situación ajena y para el caso del Putumayo ha permitido que la explotación de recursos se lleve a cabo sin medir los impactos sociales y ambientales que trae consigo. Hoy en día, Jani Silva mantiene la consigna de luchar por “una vida digna y el cuidado de la Amazonía, que es vital para todos, para nuestros hijos y nietos. La guerra no deja nada, solo muerte y dolor.”
Caminos de esperanza
La activista colombiana ha sostenido la importancia de continuar con los trabajos que contribuyen al bienestar de las comunidades, el territorio y las futuras generaciones. En sus declaraciones invitó a la juventud a no desistir y afirmó: “No defendemos solo el medioambiente, sino la vida. No es tarea de unos pocos, es responsabilidad de todos. Aunque es duro sentir la fuerza de quienes quieren destruir, nosotros hacemos lo correcto porque pensamos en el bien común” e invitó a todo el mundo a sumarse a una campaña global por la Amazonía, pues es una responsabilidad global.