Entrevista Cardinal Hummes por radio RCF – Pauline de Torsiac

El tema de la emisión será la COP 21, las cuestiones climáticas y el rol de los cristianos frente al desafío ecológico. 

Preguntas 

¿Cuál es el objetivo de REPAM? ¿Cuáles son sus acciones?

Es sobretodo un agrupamiento de la Iglesia, de religiosos, también de laicos, como Caritas y otras agencias y organismos internacionales, que nos apoyan y nos asesoran. Es una organización que se constituye como una red donde todos tienen una condición de igualdad, donde se apoyan para trabajar en cuestiones que conciernen la Amazonía. Como lo decía el Papa esta es una oportunidad de Comunión de todos los que formamos esta red, así como de solidaridad, tanto con los que trabajan por la red como solidaridad con los pueblos originarios de la Amazonía. Asimismo es una oportunidad de fraternidad, es decir estar comprometidos en la construcción de un mundo más fraternal, sobretodo con la gente que vive ahí, que son muy excluidos. Yo lo digo frecuentemente, son los pobres de los pobres, son la periferia de la periferia como lo ha dicho el Papa. Los indígenas son casi invisibles, han sido los olvidados.

Usted se encuentra en Paris representando a la REPAM en la COP21, ¿cuál es su rol y cual es el mensaje a enviar en esta reunión sobre el clima?

Todos los que estamos acá nos queremos unir para presionar como organización civil organizada, para que con esta presión no violenta, democrática, los gobernadores del mundo tengan una voluntad política para decidir las cosas que hay que decidir. No tenemos mucho tiempo para tomar estas decisiones a fin que verdaderamente avancemos en los problemas importantes, y son decisiones fuertes. Talvez no en todo lo que se debe hacer, pero si empezar en el camino de lo que se tenga que hacer. Es complicado para los gobiernos, se debe discutir para tomar una decisión para el futuro. Y que lleguemos a un acuerdo respetando la diferencias, es decir una decisión que sea diferenciada. Estamos aquí también para apoyarnos el uno al otro y para organizarnos en lo que debamos hacer después de la COP.

Quisiera retomar el tema del evento que tuvo lugar a inicios de esta semana en el cual millones de pares de zapatos fueron dispuestos en el suelo de la Plaza de la Republica, durante la apertura oficial de la COP21, una iniciativa destinada a reemplazar la marcha por el clima que debía tener lugar y que fue cancelada por razones de seguridad. Entre los zapatos, se encontraban los suyos y los del Papa Francisco, y fue usted quien llevo estos zapatos. Cuéntenos sobre esta experiencia, ¿fue el Papa quien le confío esta tarea? 

Si, a través del Cardinal Turkson, que es el Presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, quien viene también en esta semana con la delegación oficial del Vaticano. El ha propuesto esto, el Papa esta muy contento con esta idea y nosotros lo apoyamos. Yo tuve la bella y emotiva misión de poner estos zapatos en la Plaza, fue algo extraordinario, genial. Como la marcha no se pudo hacer, entonces la gente encontró una manera de expresarse, que es una forma nueva, una forma genial, increíble y sobre todo emocionante.  Para la gente fue simbólico poner estos zapatos en la plaza, hubo muchos zapatos, la plaza estuvo llena, yo puse también los míos, fue algo realmente bello.

¿Fue también una forma de mostrar su cercanía al Papa Francisco? 

Si el Papa lo dice, y es cierto que así fue.

Retomando el tema de la COP21, llegamos a la primera semana de la Conferencia, como lo vemos en las negociaciones, el desafío es saber si habrá un acuerdo vinculante, cuál es su estado de ánimo frente a ello? 

Yo creo que muchos de nosotros en el mundo tenemos esperanza. Aunque es difícil de ver hasta que punto los gobernantes serán capaces y tendrán la voluntad política para tomar decisiones sobres cuestiones en las que deben tomarse decisiones. Yo tengo personalmente mucha esperanza y yo creo que vamos a llegar a tener nuevos avances sobre los problemas importantes, talvez no sobre todo lo que se debe decidir y que es necesario hacer, pero esto es un proceso. Lo principal es que lleguemos a encontrar acuerdo para parar el aumento de la temperatura, el clima no puede aguantar más de 1.5 grados, algunos dicen 2 grados. Pero incluso con 2 grados hay un peligro grande de inundaciones, porque el océano va a crecer y entonces tendremos inmensos desastres, muchas personas serán victimas de esto, incluso personas en las grandes ciudades, como Río de Janeiro y otras, donde se enfrentaran a estas inundaciones a causa de la crecida del mar. Hay riesgo de tener grandes inundaciones permanentes, si el mar crece será difícil luego que vuelva a su nivel.

Los cardenales, patriarcas y obispos que representan las agrupaciones continentales de las Conferencias Episcopales nacionales, este martes hicieron un llamado a los negociadores de la COP21 sobre 10 puntos a tratar. Piden llegar a un acuerdo basado en “principios de solidaridad, justicia y participación”, que ponga al “bien común por delante de los intereses nacionales” y que sea “jurídicamente vinculante” “para proteger a nuestro hogar común y a todos sus habitantes.”

Insisten en “el vínculo entre el cambio climático, la injusticia social y la exclusión social”. Nos invitan a redefinir el significado de “crecimiento y progreso” y a abogar por un enfoque ecológico integral, deseando que la justicia social sea el centro de atención.

Para progresar, ¿es necesario tomar conciencia de un cambio de mentalidad y de actitud? ¿En dónde nos encontramos?

Estas declaraciones de los Cardinales y Obispos y los consejos continentales son muy importantes y también sobre la cuestión del clima, como el Papa nos ha dicho, así como en un fundamento científico, la cuestión del clima esta ligada a la pobreza. Porque la devastación del planeta, será sobretodo desastroso para los pobres pues serán ellos quienes paguen las consecuencias. Es por eso que es una cuestión social y ética, el grito de la tierra es también el grito de los pobres. Yo creo que es muy importante ver como podemos cambiar la opinión publica, esta opinión es muy blanda, se requiere de una nueva opinión publica sobre el tema del clima. Para esto, por ejemplo dentro de las escuelas, se lo debe hacer para incidir en la educación de las próximas generaciones. Y además, lo principal en esta cuestión, como lo ha dicho el Papa es cambiar el sistema económico, financiero y productivo, el sistema de poder actual, este sistema debe ser cambiado, debe ser transformado, en un sistema que tenga como principal objetivo, no hacer riqueza a cualquier precio, sino un sistema en el cual, el principal objetivo sean los humanos. Aunque esta transformación es difícil, porque hay muchos y grandes intereses de por medio, pero se la debe hacer. Por ejemplo basta ya con el tema del petróleo, de las energías fósiles. Cuantos intereses están ahí, para mantener un mundo que dependa del petróleo.

La COP21 es una oportunidad para que las iglesias cristianas y de otras religiones se manifiesten por el clima y la ecología. El jueves por la noche el Consejo de Iglesias Cristianas en Francia, Notre-Dame de París ha organizado una celebración ecuménica para salvaguardar la integridad de la creación.

Usted participo en esta celebración, ¿en qué pueden aportar los cristianos a una movilización para el debate ecológico?  

Si, nosotros que creemos en un Creador de la tierra, no solamente nosotros los cristianos pero el resto de creyentes de otras religiones, para nosotros la Tierra nos fue donada, es un don que el Creador nos confió, no para destruirla, sino para cuidarla. El Papa lo llama la Casa Común, nosotros debemos cuidarla, cultivarla, ciertamente esta acá para darnos el sustento. Pero hay que cuidarla, alegrarnos con ella, porque la tierra es bella. Si bien los humanos somos lo más bello, pero también los ríos de la amazonía, por ejemplo, son algo hermoso, la biodiversidad, así como los ríos en el Congo son algo maravilloso.

Es justamente de lo que el Papa Francisco habla en su Encíclica Laudato si, de regreso de su gira por África, expreso su inquietud por el futuro: El declaro, “Estamos llegado a los límites”. “El mundo esta al borde del suicidio”. ¿Qué piensa usted de esta reacción? ¿Cómo los cristianos pueden aportar a este debate? 

Yo diría que él es realista. Es verdad lo que él dice, que estamos en el fin del tiempo. Hay que ser realistas y hay que decidir y tomar acción. Esto hay que subrayarlo porque los gobernantes no se toman el tiempo para decidir y hacer algo que sea realmente más significativo y fuerte.  Es necesario que alguien lo diga y el Papa tiene capacidad de decirlo de una forma que nos hace bien a todos porque el nos orienta. Pero yo no creo que sea un pesimismo, sino que esta siendo realista ante la dificultad de avanzar.

Gracias Monseñor por participar en nuestra entrevista, que ha tenido lugar desde Paris.

Lee la entrevista completa aquí.

16/12/2015