Francisco abre el ‘Sínodo de las mesas redondas’ para escuchar al Espíritu Santo

Francisco, orando con los responsables del Sínodo

Todos sabemos lo que significa el hecho de sentarse alrededor de una mesa redonda, donde nadie está en la cabecera, donde no hay un lugar destacado, donde todos y todas, también las mujeres pueden hablar y decidir en este Sínodo, tienen su turno y su voz respetados.

Por Luis Miguel Modino

El desafío es que esto sea llevado a tantos lugares de la Iglesia universal desde donde han llegado los 464 hombres y mujeres presentes en la sala sinodal. Pero a pesar de las dificultades es algo que valdrá la pena, porque ayudará a reconstruir la Iglesia, ese pedido que un día recibió Francisco de Asís y que hace poco más de 10 años recibió Francisco de Roma.

Hombres y mujeres en una mesa redonda para a la luz del Espíritu Santo poder discernir a través de la escucha y el diálogo los caminos para una Iglesia más sinodal, una Iglesia de comunión, participación y misión, la Iglesia que Francisco sueña para el siglo XXI.

Todos sabemos lo que significa el hecho de sentarse alrededor de una mesa redonda, donde nadie está en la cabecera, donde no hay un lugar destacado, donde todos y todas, también las mujeres pueden hablar y decidir en este Sínodo, tienen su turno y su voz respetados.

Todos sabemos lo que significa el hecho de sentarse alrededor de una mesa redonda, donde nadie está en la cabecera, donde no hay un lugar destacado, donde todos y todas, también las mujeres pueden hablar y decidir en este Sínodo, tienen su turno y su voz respetados

El desafío es que esto sea llevado a tantos lugares de la Iglesia universal desde donde han llegado los 464 hombres y mujeres presentes en la sala sinodal. Pero a pesar de las dificultades es algo que valdrá la pena, porque ayudará a reconstruir la Iglesia, ese pedido que un día recibió Francisco de Asís y que hace poco más de 10 años recibió Francisco de Roma

04.10.2023 | Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano

Hombres y mujeres en una mesa redonda para a la luz del Espíritu Santo poder discernir a través de la escucha y el diálogo los caminos para una Iglesia más sinodal, una Iglesia de comunión, participación y misión, la Iglesia que Francisco sueña para el siglo XXI.

Todos sabemos lo que significa el hecho de sentarse alrededor de una mesa redonda, donde nadie está en la cabecera, donde no hay un lugar destacado, donde todos y todas, también las mujeres pueden hablar y decidir en este Sínodo, tienen su turno y su voz respetados.

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Impresiona ver el Aula Pablo VI llena de estas mesas redondas, expresión de una Iglesia más circular y menos piramidal, una Iglesia que responde mejor al paradigma de comunidad que nos presentan los Hechos de los Apóstoles. El desafío es que esto sea llevado a tantos lugares de la Iglesia universal desde donde han llegado los 464 hombres y mujeres presentes en la sala sinodal. Pero a pesar de las dificultades es algo que valdrá la pena, porque ayudará a reconstruir la Iglesia, ese pedido que un día recibió Francisco de Asís y que hace poco más de 10 años recibió Francisco de Roma.

El Papa ha ido dando pasos a lo largo de su pontificado para concretar esta Iglesia que hoy está representada en el Aula Pablo VI. Si en algo es un maestro es en como mide los tiempos y que duda cabe, este es el tiempo oportuno, el tiempo de Salvación, el tiempo de Dios para hacer carne el Evangelio en este momento de la historia.

La oración del Sínodo
La oración del Sínodo

En la medida en que se deje que el Espíritu Santo sea el verdadero, el gran protagonista de este Sínodo, se darán pasos fundamentales e irreversibles en este modo de ser Iglesia tan antiguo y tan nuevo. No desviemos el foco, que nadie quiera asumir un protagonismo que no le cabe, es tiempo del Espíritu de Dios, que quiere soplar, a su manera, para seguir construyendo, como viene haciendo desde el día de Pentecostés, casi 2.000 años atrás.

Aquellos discípulos entendieron sus lenguas y consiguieron que ellas fuesen llevadas hasta los confines del mundo. Ayudemos a que estos hombres y mujeres sentados en torno a las mesas redondas puedan, con la oración, la escucha y el diálogo, discernir el camino que la Iglesia tanto necesita encontrar hoy. Es tiempo de Sínodo, de caminar juntos, que nadie se empeñe en poner zancadillas, vamos a empujar juntos para poder llegar más lejos, movidos por los sentimientos que nacen de Dios y que nos hacen descubrir la vida en plenitud.

Oración de inicio de la Asamblea del Sínodo
Oración de inicio de la Asamblea del Sínodo

Fuente: Religión Digital