El río nos une – Encuentro de Pueblos Indígenas en el trapecio amazónico entre Brasil, Perú y Colombia

El diálogo con los pueblos indígenas de la triple frontera de Colombia, Brasil y Perú, que une a los tres países de la cuenca del río Amazonas ha tenido muchos frutos. EL territorio fue el tema central del diálogo, en el que se hablaron de los problemas, amenazas y principales desafíos para la generación de articulaciones en función de una lucha común, de una causa que vincula a los pueblos, desde sus particularidades, sus especificidades y su identidad.

Richard Rubio Condo representante del pueblo Quichua del Napo, en Perú, comenta que no se puede separar, que no se puede luchar separados, hay que encontrar caminos y herramientas porque “los pueblos indígenas, están conectados”.

Con respecto a la cultura se mencionó que no se puede separar la cultura del territorio, ni la cultura de la educación indígena y que para la defensa del territorio es fundamental la familia ya que es aquí donde se sedimentan las bases culturales.  En el asunto cultural, la cercanía urbana, la suplantación de aspectos culturales propios por los occidentales, la desvinculación de los y las jóvenes, los escasos espacios formales e informales de transmisión y compartir de conocimientos, porque se ha perdido la cercanía con los abuelos y abuelas son los factores de mayor incidencia.

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Para construir una Iglesia Amazónica, encarnada e inculturada es necesario reflexionar en torno a que es fundamental hacer la pregunta interna de qué se entiende por territorio al interior de la Iglesia, cómo se la vive y cómo se lo asumirá para acompañar a los pueblos. Se reconocen los rasgos de la Iglesia que contribuye al cuidado de la cultura y se pide abiertamente una Iglesia trasgresora del orden vigente, que no reproduzca las lógicas excluyentes e injustas.

Los pueblos indígenas presentes demandan que la Iglesia Católica puede ayudar a organizar, a poner en diálogo, Cultivar el valor de la pertenencia,  a generar espacios de encuentro en el que los pueblos puedan volver a organizarse a articularse, a organizar las luchas, porque los pueblos presentes, ven urgente retomar alianzas conjuntas para la defensa del territorio. En este mismo marco, se considera necesario articular mejor el movimiento indígena junto con la iglesia en la triple frontera, que contemple a los movimientos indígenas de los tres países, pero también la iglesia de los 3 países.

Al finalizar el encuentro, se creó una comisión de organización de las tres fronteras, que pueda asumir y representar a los pueblos en Colombia, Perú y Brasil con el objetivo de estar más juntos, juntar fuerzas y trabajar la estructura de los 3 países, ya que el siguiente paso, puede ser una organización de derecho interfronteriza. En este primer momento la comisión ayuda a comunicar, a organizar, a avanzar y con sus bases; y para favorecer y acompañar las estrategias de movilización para derechos indígenas en perspectiva de triple frontera. “Muchas veces los pueblos indígenas estamos dañando a nuestra madre tierra, tenemos que pedirle disculpas y dejar de culpar a otros” menciona Jose Carlos, de Aticoya, organización de pueblos indígenas de Colombia.

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Otra de las acciones que se realizará a futuro, como acuerdo del encuentro, es un encuentro de pueblos divididos por la frontera, como por ejemplo el pueblo Tikuna y Cocama, que habitan en los tres países, y un encuentro de jóvenes tri fronterizo.

Una de las prioridades es el fortalecimiento de los procesos formativos en políticas públicas y conocimiento de legislaciones respectivas, protección a derechos colectivos, defensa del territorio sobre todo en lo referente a los megaproyectos.

Sugieren que la labor de la REPAM puede ayudar a encaminar cuales son los caminos y las articulaciones pertinentes en el territorio y a nivel internacional y acompañar los planes de vida de los pueblos, para generar propuestas en la cuestión de territorio.

En Encuentro de Diálogo de Pueblos Indígenas con REPAM, realizado en Tabatinga, trajo muchos signos de esperanza, un diálogo profundo y abierto, que pide más diálogo, más escucha, más trabajo conjunto. Fue un encuentro que tuvo la presencia de más de 10 pueblos que pudieron encontrarse, reconocerse, acompañarse y tener una mirada de futuro, que les permita fortalecer luchas conjuntas y al mismo tiempo decirle a la Iglesia, que se quiere su cercanía, su estar presente, su quehacer inculturado y constante.