VIA CRUCIS AMAZÓNICO: un pueblo que se levanta, que resucita por encima de la violencia y el dolor.

Convocados y llamados por la realidad que grita en la PanAmazonía, representantes de los pueblos amazónicos, la vida consagrada, misioneros, padres sinodales y gente que transitaba por la calle, recorrieron por la vía principal que  lleva a la Plaza de San Pedro en Roma. El dolor y la llaga que lastima al territorio PanAmazónico, la violencia, la persecución, la violación derechos, el extractivismo, un sistema económico que arrebata y devora. Es la Pasión de Cristo que acompaña a su pueblo en este territorio. Es la Pasión del pueblo adolorido, pero no vencido, del Pueblo que se levanta con la esperanza de la Resurrección y la luz de Cristo que vence a la muerte.

Se recorrieron 15 estaciones que abordaban un tema específico de la vida en el territorio Pan Amazónico y del llamado al Pueblo de Dios a caminar juntos, por encima del dolor.

Todo ello en un ambiente de profunda oración, con el recuerdo de los Mártires, religiosos y laicos, que han derramado su sangre en esta tierra, para ser semilla de una Iglesia Renovada !en defensa de la vida!

1ª Estación: Jesús es Condenado a muerte: Derechos Humanos

Los pueblos indígenas, campesinos, caboclos, riveriños son amenazados y presionados por los intereses económicos que existen sobre sus territorios. La hermana madre tierra grita por la explotación excesiva que se comente en los 9 países de la Panamazonía. Son los defensores/ras de derechos humanos y de la naturaleza que son asesinados. Basta de muertes, de pérdida¨.  Amenazas y agresiones a la vida generan clamores tanto de los pueblos como de la tierra (IL -18)”

2ª Estación: Oprimido por la cruzLos grandes proyectos de “desarrollo” en la Cuenca del Amazonas.

La violencia inhumana y las ansias ciegas de destrucción oprimen la vida de quienes viven en la Panamazonía. Existen grandes riquezas naturales en su suelo, pero existe una mayor riqueza de vida sobre él.  Debemos escuchar más a los pueblos, la vida que desean, entablar un diálogo y reconocer su modelo de vida y el Buen Vivir. “Los clamores amazónicos reflejan tres grandes causas de dolor: a) la falta de reconocimiento, demarcación y titulación de los territorios; b) invasión de los grandes proyectos llamados de “desarollo” y c) la contaminación de sus ríos, de su aire, de sus suelos, de sus bosques y el deterioro de la calidad de vida, culturas y espiritualidades. (IL – 46)

3ª Estación: Abandonado por todos: Reconciliación

Este camino debemos comenzarlo reconociendo la historia y las raíces de nuestra relación con los pueblos indígenas de la Panamazonía y de nuestra Amerindia. Para iniciar este camino nuevo, pedimos PERDÓN por los errores cometidos como Iglesia y como humanidad; sobre todo por los abusos de la colonización, la violencia sistemática a sus derechos y el etnocidio realizado con tantos pueblos a lo largo de todo el continente. Este tiempo bendecido que nos regala el Sínodo, nos ha permitido escuchar los gritos del dolor de nuestro pasado y del presente, y que nos invitan a reconciliarnos como hermanos/as para seguir este camino juntos. “El proyecto de introducir la Amazonía en el mercado globalizado produjo más exclusión, así como también una urbanización de la pobreza” (IL – 73)

4ª Estación: Madre e hijo El Encuentro

Imaginemos la violencia que sufren los pueblos indígenas y campesinos al ser desterrados de sus territorios por las madereras, el agronegocio y tantos otros intereses económicos. Todo esto desencadena en la separación de los pueblos de sus territorios y de su madre tierra. Esta es una violencia sistemática que impacta no sólo de manera física, sino también cultural y espiritual. Una separación que nosotros occidentales no logramos comprender a profundidad, porque para los pueblos indígenas la relación con el territorio y la hermana madre tierra representa otro tipo de vínculos que se complementan entre la vida vegetal, vida humana y la vida espiritual. “Es en la familia donde se aprende a vivir em armonía: entre pueblos, entre generaciones, con la naturaleza, en diálogo con los espíritus.” (IL – 75)

5ª Estación: Jesús es ayudado Las culturas de la Panamazonía: Indígenas, Caboclos, Campesinos, Afrodescendientes, Riberiños

La Panamazonía es un territorio que alberga una riqueza socio cultural increíble, la vida de la diversidad de pueblos hace de este un lugar maravilloso, lleno de alegría y diversidad cultural. Sin embargo, las diversas culturas han sido excluidas y víctimas de un racismo que los considera personas no gratas, personas que están en contra del “desarrollo occidental”. Pero es nuestra sociedad quien no logra entender la implicación de la integralidad de la vida de los pueblos indígenas, caboclos, campesinos, riberiños, afrodescendientes, y todas las culturas de la Panamazonía. “Son los pueblos de la Amazonía, especialmente los pobres y los culturalmente diferentes, los principales interlocutores y protagonistas del diálogo” (IL – 38)

6ª Estación: La comunidad de los que sufren y llevan la carga, un llamado para todos

No es sólo la Panamazonía la que preocupa, son todos los biomas del planeta que se encuentran amenazados, porque este es un llamado para todas y todos, para la humanidad. El Papa Francisco nos hace un llamado urgente, porque las consecuencias de la destrucción de nuestra Casa Común nos afectan a todos.

7ª Estación: Los desposeídos: Los que lucha por su tierra

El clamor por la tierra es cada vez mayor: ¨Reforma agraria¨, ¨Derecho a la tierra¨, “defensa de los territorios”, “Demarcación de tierras indígenas”, “Respeto a los territorios colectivos”, “Consulta previa, libre e informada a las poblaciones en caso de proyectos extractivos”, son algunos de los clamores que desde años los pueblos están gritando, y año a año este reclamo cuesta cientos de vidas. “El cuidado de la vida se opone a la cultura del descarte, de la mentira, de la explotación y de la opresión.” (IL – 17)

8ª Estación: El clamor de las mujeres: Mujeres en la PanAmazonía

Las mujeres en Latinoamérica y en nuestra Panamazonía son víctimas de las violencias que oscurecen el continente: la violencia sexual, trata de mujeres y niñas, violencia física y/o psicológica, la persecución a defensoras de derechos humanos y de la naturaleza. Estas violencias que amenazan la vida de las mujeres en este territorio han sido denunciadas de muchas formas durante el proceso de consulta sinodal. Es un clamor que pide a la Iglesia abrir las puertas a estas exigencias, y responder de una manera más efectiva a las problemáticas, para impedir sus muertes, extorción, secuestro y abuso. “La iglesia no puede ser indiferente, por el contrario ha de apoyar a la protección de las/ los defensoras/es de derechos humanos y hacer memoria de sus mártires, entre ellas mujeres líderes como la Hna. Dorothy Stang” (IL – 145)

9ª Estación: Marginado y golpeado:Los más vulnerables: Pueblos en Aislamiento Voluntario o Pueblos Libres

Jesús cae por tercera vez en medio de los moradores de la calle: familias, jóvenes sin trabajo, indígenas en la ciudad, migrantes, refugiados, y sobre todo cae en medio de las poblaciones más vulneradas en la Panamazonía: Los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario o Pueblos Libres, quienes viven en medio de le selva, buscando resguardarse de nuestro mundo occidental. Su derecho de no contacto es vulnerado por el crecimiento de la frontera extractiva: ganadera, agroindustrial, minera, petrolera, extracción de gas, deforestación de madera legal e ilegal, y el atropellado crecimiento urbano, entre otras. Cristo, nos recuerda: “Cuanto dejasteis de hacer por uno de estos más pequeños a Mi dejasteis de hacerlo” (Mt 25, 18): Jesús se identifica, con el que vive en exclusión, con el más vulnerable, oprimido, asesinado en silencio…con los que viven en la margen, en la periferia. “Los Pueblos em Aislamiento Voluntario o Pueblos libres resisten al actual modelo de desarrollo económico depredador, genocida y ecocida, optando por el cautiverio para vivir em libertad” (IL – 57)

10ª Estación: Despojado de sus vestiduras: la Opresión del Pueblo (Ecuador y la Panamazonía)

Los pueblos que habitan en los países de la Panamazonía viven en carne propia una situación de opresión y exclusión. En los últimos doce días, en Ecuador se revivió esta nueva cruz que cargan los pueblos. Una opresión causada por un sistema económico que sentencia la vida de los pueblos y de la tierra. Sin embargo, los pueblos indígenas andinos y amazónicos, el pueblo mestizo, otras poblaciones y organizaciones sociales unieron sus voces y marcharon para enfrentar la injusticia. Su lucha obtuvo una victoria que no soluciona el problema estructural y que exige una constante fiscalización de las decisiones y caminos para que el Estado no vuelva a vulnerar al pueblo. Así como en Ecuador, la vida clama y grita por la destrucción que se comete, por las vidas que se arrebatan. Por ello, Jesús nos invita a luchar contra la cultura del descarte y unirnos como Iglesia al clamor de quienes gritan por su territorio, por su vida y por el futuro de todo nuestro planeta. Jesús es crucificado en ¨cumplimiento de la ley¨. Así también. La Panamazonía y los países latinos, mueren día a día en cumplimiento de la ley decretada por estos países, que no defiende los derechos de los pueblos originarios y de los bienaventurados pobres, sino los intereses económicos de los más ricos. “Actualmente la imposición de un modelo económico occidental extractivista vuelve a afectar a las familias al invadir y destruir sus tierras, sus culturas, sus vidas, forzándolas a emigrar hacia las ciudades y sus periferias” (IL – 76)

11ª Estación: Clavado en la cruz: Destrucción de la naturaleza

Al final de su camino Jesús es despojado de sus vestiduras. Hoy la Naturaleza también es despojada de su valioso atavío: su biodiversidad, su variedad cultural, étnica, …su riqueza vegetal, animal y humana. Hagamos silencio por todas las vidas animales, los territorios devastados y las vidas que se han perdido por causa de la la contaminación y uso exacerbado de los recursos del planeta. Sobre todo, recordemos los devastadores incendios que sucedieron en la Amazonía de Bolivia, Perú y Brasil. Todas las vidas animales, vegetales y humanas que se han perdido, son invaluables, sobre todo, las vidas de quienes mueren por causa de la defensa de la Naturaleza. No olvidemos que Cristo está del lado de aquellos que se comprometen por la protección de la ¨Madre Tierra¨. “Abusar de la naturaleza es abusar de los ancestros, de los hermanos y hermanas, de la creación, y del Creador, hipotecando el futuro” (IL – 26)

12ª Estación: Muerte en la cruz: El mundo desgarrado

Jesús muere en la cruz para dar vida al mundo dividido. En el cuadro reconocemos la grieta existente, entre los ricos y los pobres, los poderosos y los débiles, los explotadores y los explotados. Esta escisión del mundo es una de las causas del sufrimiento y muerte de Jesús. Al mismo tiempo la Cruz y la muerte de Jesús constituyen para nosotros y para el mundo un signo de esperanza y de nueva vida. Reconociendo la cruz que cargan los pueblos de la Panamazonía podemos también escuchar el llamado que se nos hace para defenderla, cuidarla y reconocer en ella el don de la vida que Dios nos ha dado. Nos duele la destrucción de la naturaleza, la destrucción de la selva, de la vida, nuestros hijos y las futuras generaciones”.[8](IL -3)

13ª Estación: Semilla de esperanza: El pueblo de Dios emerge

En medio de la desesperanza, la gracia, el amor, la justicia y la fe emergen. Con la vida amenazada, la Panamazonía y sus pueblos albergan una esperanza infinita, una alegría rebosante y una sabiduría que nos permite ver el mundo con nuevos ojos. En medio de estos pueblos y culturas, brotan la gracia que algo nuevo emerge, con la fuerza del Espíritu. “Creemos que este Kairós de la Amazonía, como tempo de Dios, convoca y provoca, es um tempo de gracia y liberación, de memoria y de conversión, de desafíos y esperanza.” (IL – 34)

14ª Estación: Tinieblas y sombras de muerte: Vida y Muerte

Una mirada rápida a nuestro planeta nos permite ver los residuos en la tierra, en los océanos, agujeros en la capa de ozono, lluvia ácida, ríos contaminados por el mercurio, derrames de petróleo, naturaleza destruida… Científicos y ecologistas presagian tinieblas y sombras de muerte para nuestra tierra si no paramos el uso indiscriminado de recursos. Por ello, el llamado como Iglesia que tenemos es Anunciar el Evangelio de Jesús y Denunciar los atropellos que vive la hermana madre tierra. Denunciar todas las vulneraciones de derechos a las que son sometidos los pueblos de la Panamazonía por la imposición de un modelo de desarrollo. Escuchar la voz de la hermana madre Tierra que nos grita: ¡NO AGUANTO MÁS! “La Amazonía está siendo disputada desde varios frentes. Uno responde a los grandes intereses económicos, ávidos de petróleo, gas y madera, oro, monocultivos agroindustriales, etc. Otro es el de un conservacionismo ecológico que se preocupa del bioma pero ignora a los pueblos. (IL – 45)

15ª Estación: NUEVOS CAMINOS, un nuevo cielo y una nueva tierra: El resucitado acompaña al pueblo de Dios en su camino

En medio de toda esta realidad: mujeres, pueblos indígenas, caboclos, afrodescendientes, campesinos, ribereños,  mestizos, obispos, trabajadores rurales, religiosas, laicos y laicas catequistas, servidores y voluntarios, en medio de todos ellos camina Cristo, el Resucitado. Ellos nos señalan los diferentes problemas del pasado y del presente, pero nos muestran también la riqueza humana y cultural que caracteriza la Patria Grande. Jesús ha recorrido el mismo camino de sufrimiento de todos nosotros y soportado sus mismas cargas. Estas voces amazónicas interpelan a dar una nueva respuesta a las diversas situaciones y a buscar nuevos caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo… Esperamos Que este sínodo sea una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia em Salida, para que la vida plena de Jesús vino a traer al mundo (Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres” (IL – 147)

 

Como Resucitado, Cristo esta ahora y siempre de su lado, a nuestro lado, del lado de los oprimidos, los golpeados, los acusados, de los bienaventurados.

Este es un VIA CRUCIS cotidiano, de la Cruz que se experimenta en muchos pueblos amazónicos, a una realidad dolorosa que en muchos lugares se desconoce. Es Cristo mismo llamando al encuentro, a cambiar las estructuras de injusticia que generan este sufrimiento. En las discusiones sinodales se lo ha manifestado: “El pecado ecológico más grandes es el de la inequidad”. Y como ya nos lo dice el Papa Francisco en la Laudato Si.

La Amazonía recorre las calles de Roma con su grito y con su canto, recordándonos que es “fuente de vida en el corazón de la Iglesia”.

 

19/10/2019